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Firmeza de los colchones

La firmeza de un colchón es el grado de dureza que determina la sensación que experimentamos al estar tumbados sobre él. Esta sensación es por supuesto enormemente subjetiva y varía en función del peso, complexión y gusto personal del consumidor. En función de estos factores, la firmeza adecuada que posicione la espalda en una postura ortopédica sana para el descanso, puede ser desde muy blanda(1) hasta muy dura(6).

Esta guía pretende ayudar a entender los grados de firmeza diferentes con el propósito de que el consumidor pueda identificar la firmeza ideal para sus necesidades y características.

La medida de firmeza está directamente influida por los materiales utilizados para fabricar la estructura del colchón, tanto en su núcleo, como en los acolchados. Hay composiciones que por definición tienen mayor firmeza que otros. Por lo general los colchones de muelles tanto ensacados como bonell, así como los núcleos de espuma de látex, tienden a ofrecer firmezas algo más bajas que otros materiales como la espumación de alta densidad o los muelles de hilo contínuo (Multielastic o Normablock). Aún así, el enorme rango de materiales dentro del mundo de los colchones permite combinar propiedades para conseguir con casi cualquier material diversas firmezas que cubran cada necesidad y gusto personal.

 

Determinar el nivel de firmeza correcto

Además de la sensación y preferencia personal, hay determinados factores objetivos que te ayudarán a dar con la firmeza necesaria para un sueño placentero y reparador. Algunos ejemplos son la posición en la que duermes, tu complexión, tamaño o altura.

Dormir de lado: Esta postura es la que más presión ejerce sobre determinados puntos del cuerpo (hombros y caderas especialmente) por lo que las personas con esta postura suelen necesitar un colchón de firmeza intermedia a blanda, que favorezca la circulación y se adapte al contorno del cuerpo adecuadamente.

Dormir boca abajo: Esta postura puede tender a producir tensión en la zona lumbar causada por una posición demasiado curvada en la columna vertebral. En este caso son más adecuados los colchones de dureza intermedia a alta que ayuden a mantener la columna en línea recta.

Dormir boca arriba: Los colchones tanto muy duros como blandos se adaptan peor a las personas que duermen en esta posición. Para aliviar los puntos de presión que puede generar esta postura, lo ideal son colchones de firmeza intermedia, ligeramente blandos o ligeramente firmes.

Tamaño y peso

A las personas de complexión pequeña o muy delgadas (50kg o menos) , les conviene generalmente considerar un colchón con una firmeza algo más baja, ya que la sensación sobre su cuerpo recaerá más sobre las capas superiores del colchón y no tanto sobre su núcleo. Lo ideal es un colchón de firmeza medio/baja y con una superficie muy adaptable. Una buena opción son los colchones con núcleo de muelles embolsados o las espumaciones de látex, también en combinación con acolchados viscoelásticos.

Sin embargo, para durmientes de gran tamaño y complexión (alrededor de 100kg o más) son recomendables los colchones con firmezas entre intermedias y altas que proporcionen un apoyo consistente al cuerpo. Estos colchones ayudan a amortiguar la presión ejercida por el peso para evitar dolores musculares o entumecimiento de los miembros del cuerpo durante las horas de sueño, algo habitual en personas de más de 100kg de peso. Generalmente una buena opción para personas de estas características son los colchones con un núcleo de espuma de alta densidad (más de 25 o 30kg/m3), así como los colchones de muelles de hilo contínuo.

Otros consejos

Debemos tener en cuenta que las variaciones y combinaciones de materiales son enormes y que las firmezas varían en función de ellas. La firmeza de un colchón de muelles dependerá del tipo de muelle, pero también de su grosor o del número de muelles. Así como la firmeza de un colchón de látex, espuma o viscoelástica, además de su densidad, depende de el número de capas o la combinación de acolchados y materiales. Por ello es muy importante informarse bien y prestar atención a todas las características y especificaciones técnicas del colchón antes de decantarse por su compra.

Si tienes dudas sobre la firmeza adecuada para tus necesidades, es muy probablemente porque tu firmeza ideal sea un término medio. El nivel de firmeza intermedio o ligeramente alto es el más común y el preferido por la mayoría de personas. Este mismo consejo es válido para las personas con pesos y complexiones medias, así como las personas que se mueven mucho durante las noches o no tienen una postura habitual para dormir.

¿He elegido la firmeza adecuada?

La única manera de tener la certeza de si el grado de firmeza elegido es el sano y correcto para nuestras necesidades y gustos, es probándolo. Al estar tumbados, la espalda debe reposar en posición recta. Si el colchón es demasiado blando para nuestras necesidades, el cuerpo y la espalda reposarán en una postura deformada que puede desembocar en dolores de espalda y tensiones musculares. La aparición de estos síntomas tras la prueba de un colchón nuevo, indican que muy probablemente necesitemos una firmeza mayor para ganar en confort.

Por el contrario, si la firmeza del colchón elegido es excesiva para nuestras características, necesidades y gustos, se puede manifestar con una excesiva tensión en músculos y especialmente en los puntos de presión como hombros, caderas o pubis. Esto es debido a que no todas las partes del cuerpo ejercen la misma presión sobre el colchón y un exceso de firmeza en estas zonas no favorece la circulación, llegando a causar incluso dolores crónicos si no se corrige a tiempo.

Si el grado de firmeza es el adecuado, la espalda descansará en una posición recta, proporcionando al durmiente un equilibrio entre sensación de firmeza y suavidad. El colchón ofrecerá un apoyo homogéneo a las partes del cuerpo una sensación de sueño reparador libre de dolores musculares o de espalda.

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